Una de las consecuencias más relevantes que trajo consigo la irrupción de las nuevas tecnologías fue un entorno competitivo que evolucionó de una línea vertical a una dirección horizontal, en la que no sólo las empresas pequeñas son contrincantes válidos y de peso para las grandes empresas, sino que los campos de acción para las organizaciones se diversifica llevándolas a terrenos de competencia más allá de los que en un inicio o de manera natural eran predecibles a primera vista.
Por ejemplo, para los proveedor de servicios de telecomunicaciones como AT&T o Telcel la competencia no sólo vendrá de aquellas firmas con las que comparten categoría como Movistar o Virgin Mobile; herramientas como WhatsApp, Slack o Facebook Messenger son el nuevo rival a vencer tanto en términos de demanda como de oferta de recursos de comunicación.
Esther Murow, CEO de la consultora sobre factibilidad de negocios Alineum, explica el cenómeno: “pasa mucho hoy en día que los competidores no vienen de la misma industria. Hoy los autos no están siendo fabricados por sólo por Ford, Nissan o Seat. Ahora empresas como Google ya incursionan en el sector automovilístico y los autos se fabrican en Silicon Valley”.
La complejidad creciente de este terreno obliga a las firmas comerciales a mantenerse en un camino de constante innovación ante las presiones que las condiciones actuales del mercado demandan.
Impacto del Design Thinking en las empresas
Datos de la Universidad de Stanford correspondientes a 2015
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