jueves, 29 de junio de 2017

¿Racismo y clasismo en la publicidad?

Naco, pelado, bajado del cerro, mugroso, pata rajada, indio, chusma, gata, sombrerudo, prieta… Todos estos términos que son usualmente utilizados por una gran mayoría de la población mexicana, y que son muestra del gran clasismo/racismo que existe en nuestro país, salieron a flote en las redes sociales hace algunos días, multiplicando opiniones diversas, pero todas dirigidas al mismo fin: criticar la actitud que tenía una supuesta modelo o actriz en ese viralizado video que sirvió como antecedente a la ahora famosa campaña de la cerveza Victoria.

Ya se ha hablado en casi todos los medios de la sorpresa que causó este video y del impacto que tuvo tanto en Twitter como en Facebook. Una muestra del trato que diariamente se tiene dentro de la sociedad mexicana a personas de piel morena o con rasgos indígenas.

Y que no se da exclusivamente en la vida “común y corriente” (por decirlo de alguna manera) en nuestros ámbitos laborales y/o educativos, sino que se refleja también en todo lo que consumimos en los medios de comunicación a los que tenemos acceso. No solo desde los productos que nos ofrece la televisión nacional o en otros medios, sino tristemente también en la publicidad.

No descubrimos el hilo negro al comentar lo anterior. Hagan un poco de zapping por los canales nacionales y chequen el estereotipo del modelo, niño, joven o adulto, que aparece en los comerciales de TV. Modelo que se repite en los demás medios publicitarios.

¿Cómo justificar eso? ¿Cuestión estética, donde te indican lo que debe ser bonito y atractivo? ¿Apelar a lo aspiracional, haciendo creer que lo que muestro es lo bello o correcto?

¿Desde las mismas agencias se provoca que se siga esta línea? Recordemos el caso del casting de Aeroméxico en 2013, donde como requisito pedían modelos con “look Polanco” y nadie moreno. ¿Cuántas veces se ha repetido este tipo de solicitud para la producción publicitaria en México? En ese caso, la aerolínea se deslindó de la agencia, pero ¿cuántas marcas, dentro del mercado nacional, exigirán esas condiciones? ¿El mismo público mexicano lo pide así?

El tema es claro y los números no mienten. De acuerdo a recientes estudios del INEGI, referidos por el portal Animal Político, “el color de la piel puede ser determinante en el futuro de los mexicanos, estudios previos demostraron el nivel de discriminación que existe hacia las personas por el color de piel o cultura”. Y en la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, elaborada por la Conapred (Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación), también referida en el mismo medio, señalan puntos importantes como:
20% de las personas en México no se sienten a gusto con su tono de piel.
Uno de cuatro mexicanos dijo sentirse discriminado por su apariencia física
Un 5.5% consideró negativo que la sociedad está formada por gente de fenotipos distintos.
Un 23% de los encuestados, habitantes de México, dijo no estar dispuesto a vivir con alguien de otra “raza” o con una cultura distinta.
El 55% reconoció que en el país se insulta a los demás por su color de piel.

Se dice que la publicidad es un producto cultural, entonces una de dos:
1.-La publicidad realmente refleja lo que pensamos o sentimos los mexicanos, o
2.-La publicidad crea modelos para que los mexicanos los sigamos.

O tal vez ninguna de las dos opciones, ni blanco ni negro, y debemos ver este problema con una gran tonalidad de grises.

Muchos reclamaron en las redes sobre el video de #LadyPrieta. Todos indignados y muy apurados reclamando lo visto en la pantalla de sus smartphones y computadoras. Un gran índice de respuesta en tweets que luego bajan cuando se dan cuenta que es una campaña para una cerveza y después baja dramáticamente cuando aparece la campaña por TV. (Ver artículo en Merca2.0).

Aquí me preocupa algo. Que esta respuesta de la gente se quede exclusivamente de forma temporal, como si se hubieran reído del meme de moda o burlado de la Lady o Lord del momento, para luego olvidarse del asunto. Y tal vez no seguir reclamando, y hacer algo de verdad, no solo por el racismo y el clasismo que hay en México, sino también por la discriminación latente que existe por otras razones como los que segregan por edad, por discapacidad, por origen nacional (xenofobia), por religión o por orientación sexual, por género, por apariencia física o por pensar diferente.

Ojalá que no quede nada más en un viral, sino que despierte algo en la conciencia de los medios, marcas y la sociedad en general.

Y por favor, que nuestra molestia no quede nada más al dar nuestra opinión, en un retweet o en un like, moviendo los dedos rápidamente en un teclado, sino que vaya más allá y que sea activa, no pasiva nuestra molestia.

Que “lo chingón” no sea solo una campaña replicada por activistas de sillón.

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