jueves, 28 de julio de 2016

¿Es la educación continua un arma competitiva en el marketing?

Se dice que nunca dejamos de aprender. A lo largo de nuestra vida estamos rodeados de conocimientos que decidimos adoptar o no. El aprendizaje es un campo antiguo y muy amplio, pues abarca los términos sociales, profesionales, familiares y personales. Sin aprendizaje ni conocimiento no hay evolución.

Lo mismo sucede en el marketing. Si bien, cuando se es estudiante probablemente no entra en nuestros planes, una vez siendo profesionistas recobra relevancia. En la mercadotecnia y la comunicación se vuelve indispensable continuar estudiando desde la perspectiva de desarrollo.

De acuerdo con el estudio de SalesForce “2015 State of Marketing. Insights From Over 5,000 Global Marketers”, los principales retos que afrontan las empresas en la actualidad: 28 por ciento dieron prioridad al desarrollo de nuevos negocios, mientras que otro 27 por ciento le dio más importancia al estar actualizado en las modernas técnicas de marketing. Además, las compañías encuestadas coinciden en que uno de los factores claves para ambos casos es el desarrollo y educación profesional.

La educación continua nos brinda el conocimiento necesario para abrir nuevas puertas de oportunidades, y encaminar a las empresas y colaboradores a la creación de mejores estrategias de marketing. Como todo conocimiento, su aplicación en esta área permite descubrir y desarrollar habilidades nuevas y frescas, lo cual se vuelve más que esencial en un mercado competitivo.

De acuerdo con universidades que ofrecen programas educativos enfocados a la mercadotecnia y a la comunicación (llámense diplomados, talleres o especialidades) como Harvard, New York University, Oxford y, en nuestro país, el Tecnológico de Monterrey, entre otros, algunos beneficios de la educación continua son:

Actualiza y mejora tus habilidades prácticas.
Estar al tanto de nuevas tendencias, ideas y corrientes que aparecen en la industria, nos permite identificar factores que podrían servir como ventajas, lo que permite que mejores sustancialmente nuestras capacidades.

El conocimiento te da confianza.
“Saber es dar razones de las cosas”, solía decir el filósofo español José Ortega y Gasset. Esto significa que, de manera personal, el saber brinda mayor confianza en lo que se hace. Además, nos permite resolver problemas con mayor facilidad.

Te ayuda a contribuir a tu equipo de trabajo.
Anteriormente hablábamos de que el aprendizaje también es social. Una sesión de lluvia de ideas no solo contribuye al origen de las mismas, sino también estrecha lazos colaborativos que repercuten en la productividad e innovación estratégica.

Genera nuevas redes de contacto.
Estar presente en diplomados y talleres es bueno para el networking. Te pone en contacto con colegas con los que compartes puntos de vista, mismos que brindan una perspectiva más amplia para los proyectos de ambos. Esto significa beneficios mutuos si se le saca provecho.

Sin embargo, no solo hay ventajas personales, también económicas. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2013 (ENIGH), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indica que la diferencia de salarios entre una persona con estudios de posgrado y una que solo tiene licenciatura puede ser hasta de diez mil pesos mensuales.

La mayoría de personas que se deciden por la educación continua, se convierten en agentes de cambio, pues no solo representan una transformación profesional y personal, implica ser un mejor individuo, puesto que eleva nuestra calidad de vida en varios aspectos. La confianza de tener conocimiento para afrontar cualquier situación, repercute en el campo laboral. De esta manera, podemos colaborar de una manera más efectiva en nuestras empresas como profesionales del marketing y la comunicación.

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